psicología sanlúcar

«No me gusta»

«No quiero»

«No me apetece» 

«No tengo ganas»

«No estoy de acuerdo»

Parecen frases sencillas pero qué difíciles se hacen a veces, sobre todo con personas a las que aprecias mucho.

¿Cuántas veces has dicho SÍ queriendo decir NO?

Escucho mucho en consulta a personas que, cuando se refiere la dificultad a decir NO, dicen: «yo es que soy así de siempre y eso no lo voy a poder cambiar nunca».

Y gran parte de esa convicción viene del miedo al “¿qué van a pensar de mí si dijera que NO?”

“No me gusta tanto ese plan”

“No quiero ir esta vez a acompañarte a comprar el regalo”

“No me apetece seguir en la calle”

“No tengo ganas de ese plan”

“No estoy de acuerdo con hacer la comida ese día”

¿Qué pensarán de mí? ¿Soy una egoísta por decirle que NO?

Evidentemente NO ERES EGOÍSTA POR DECIR “NO”.

Justo al contrario, estás siendo muy generoso/a con esa persona al decirle lo que sientes realmente. Generoso/a y HONESTO/A.

¿A ti no te gustaría que te dijeran lo que realmente les apetece hacer, lo que piensan o sienten?

Volvamos de nuevo a esta típica afirmación que escucho en consulta: «yo es que soy así de siempre y eso no lo voy a poder cambiar nunca». 

Recuerdo que cuando iba a comer a la calle con mi madre tardábamos en pedir una eternidad porque la una quería complacer a la otra y entrábamos en un bucle de «a mí me gusta todo, elige lo que tú quieras para compartir».

Podíamos llevarnos mucho tiempo porque la otra le decía «pero es que a mí también, pide tú lo que quieras».

Cuando ella me decía finalmente un plato, sentía que estaba diciendo lo que ella intuía que yo querría. Y yo sentía un pellizquito en el estómago porque no sabía realmente si ella querría comer ese plato o lo estaba haciendo por mí.

Ese pellizquito tiene nombre y es un sentimiento: SENTIMIENTO DE CULPA, que surge a veces cuando también miramos por nuestras necesidades.

Pero cuando se trabaja es mucho más fácil. Evolucionamos, aprendemos y el resultado son relaciones mucho más honestas.

Ahora, yo por ejemplo le digo «A mí me apetece acedías, ¿y a tí?».

Fácil, rápido. Desde la honestidad. 

Me encanta cuando ella también lo hace y siento que me quiere igual. Y por supuesto yo no la quiero menos cuando le digo qué me apetece.

No eres mala amiga porque no te apetezca hoy un determinado plan o no te venga bien acompañarle a comprar ropa. 

El problema es que nos han enseñado a mirar por los demás y se olvidaron de enseñarnos a hacerlo también por nosotros/as.

En marzo voy a hacer una webinar en la que vamos a trabajar para aprender a respetarnos también a nosotras.

Porque empezar a respetarte no significa dejar de querer, significa cuidarte mientras cuidas de los demás.

¡Eso sí! Va a ser algo muy íntimo, así que si llevas tiempo pensando en cómo poner límites sin sentirte mal, escríbeme y no te quedes sin tu plaza.

Es una liberación saber decir NO y te darás cuenta de que la mayoría de personas lo aceptarán y vivirán bien. 

Además, te sentirás mucho más cómoda con personas que son sinceras contigo. Con quiénes no tienes que andar intuyendo cosas porque sabes que si no les apetece algo o no les parece bien algo te lo van a decir. 

A mí, personalmente, me gustan las personas que se valoran y se cuidan.

¿Y a ti?